martes, 2 de abril de 2013

TEPOZOTLAN...(Y EL "MOUSTRO" DE GILA)

¡Imagínenlo de 6 metros de largo y de color rojo adentro de una Catedral católica!

El sábado 30 de marzo fuimos mi familia y yo a Tepozotlan, un pintoresco pueblito mágico muy cercano a la Cd. de México.
Su catedral, hoy patrimonio de la humanidad y bajo la administración del INAH, es verdaderamente una belleza. Se entra por el Museo del Virreinato, pues desde 2010 no se efectúan ceremonias religiosas allí. Sus pinturas, sus relieves, ese "airecillo" aromático sagrado, son una verdadera inspiración.

Arrinconadas, casi olvidados y sin que casi nadie se diera cuenta de su presencia, hallé -a los pies de una escalera- dos esculturas fabulosas del poco conocido "quetzalcoyotl", el Coyote Emplumado. Lamentablemente, a una de ellas le faltan las orejas, pero igualmente son impresionantes ambas. Este animal mítico tiene muchas interpretaciones, entre ellas el representar la "casta" de los artistas plumarios, los amantecatl, cuya deidad "patrón" era Coyolinahual, "su coyote nahual", a quien se le representaba como un hombre que portaba un casco o cabeza de coyote. Existe, en el museo de antropología, una imagen de esta deidad (exclusiva por y para los artistas plumarios) a la cual algunos ignaros oportunistas han sembrado la improbable tesis de que es un "caballero coyote", orden militar sobre la cual ningún texto prehispánico menciona.

Ocurrieron dos cosas sorprendentes para mí ese día: primero, en un estado de percepción sublimada y/o magnificada, busqué algún rastro-confirmación de un evento fuera de lo común supuestamente ocurrido allí en el 2005. Resulta que cierto sujeto afirma (aunque ahora calla o niega de plano la autoría del evento) que "peleó -y mató- a un gigantesco demonio o animal fuera de lo común, de unos 6 metros de largo, de color rojo a pleno día y con la gente huyendo despavorida". El sujeto relata que utilizó 5 "disparos" de noséqué (¿rayos cósmicos o alguna espada láser?) para acabar a dicho moustro (sic). Dejo al lector los comentarios pertinentes sobre este tema, aclarándoles que el sujeto de marras es psicólogo de profesión, con antecedentes de alcoholismo avanzado, lo que podría darle una pista para reflexionar sobre el tema. 
No está de más comentar que cierto tiempo después, el mismo sujeto volvió a enfrentar una situación igual ahora con "el hermanito light del moustro de gila que maté en la iglesia" (SIC y RE-SIC), asunto que sigue hoy negando terminantemente.
No puedo dejar pasar que un gran socio y amigo del sujeto mencionado, fue a "confirmar" el evento a dicha catedral, dando por "muerto" al moustro de gila, llevando a algunos testigos de esto.

Y aquí viene la segunda cosa sorprendente: me encontré a uno de esos testigos, mi buen amigo Marco Antonio, que venía con su pareja sentimental, una excelente chica.
Nos saludamos efusivamente, comentamos el evento del moustro de gila y nos reímos de esa anécdota a tambor batiente pues es la única actitud que se puede tomar ante tal desbarajuste: la risa abierta y franca.

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