viernes, 5 de julio de 2013

TOLTEQUIDAD: EL TIEMPO DE LA PROMESA


El Movimiento 132 expresó la ira popular, pero una revolución no puede basarse en la ira, porque una persona emocionada es fácilmente manipulable. La revolución verdadera es conocerse a uno mismo, y eso incluye conocer a la patria. Sobre esa base de conocimiento podrás trazar estrategias para subvertir el sistema - pero no antes.

Noto con desconcierto que nos hemos habituado a llamar "revolución" a lo que no es más que queja. Hasta una oveja se queja y eso no cambia nada. Revolución verdadera, la de los primeros cristianos, quienes fueron capaces de enfrentar a los leones por su revolucionaria forma de vida.

Hoy se está gestando una revolución en México, en América y en el mundo - en ese orden. Como pasa siempre con los auténticos movimientos del Espíritu, son pocos los que la perciben. No es una revolución por algo tan mezquino como el bienestar social o el poder político: una especie no evoluciona si no es capaz de mirar por encima de sus intereses inmediatos.

Estamos viviendo una revolución de conciencia. Sus indicadores son:
- La caída de los viejos dioses y sus sistemas religiosos.
- La quiebra de los modelos económicos y políticos tradicionales.
- Una incipiente y todavía episódica conciencia ecológica.
- La reivindicación del saber chamánico universal centrado en el Nagualismo.
- El redescubrimiento de la Toltequidad: la única forma de organización social que ha demostrado ser compatible con lo que somos y lo que podemos llegar a ser.

Una revolución es como un parto y todo parto duele. No hay ganancia sin sacrificio. Quienes no están dispuestos a sacrificar sus intereses personales en favor de un modelo de evolución superior, no forman parte de este movimiento. Y tampoco son necesarios. A diferencia de las pseudo revoluciones, la revolución verdadera no se apoya en las masas, sino en el individuo; empieza por uno, por el ejemplo propio; su objeto no es consolidar la forma humana, sino trascenderla.

 Ese modelo de evolución al que aspira la revolución verdadera quedó ejemplificado en la vida de los Cristos, los Budas y las Serpientes Emplumadas de todas las épocas y culturas. 

México vive hoy tiempos mesiánicos; la lengua maya reserva una palabra para este momento: Taantunkatun, "el tiempo de la promesa"- una palabra que, no por casualidad, se traduce también como "la guerra prometida". En este momento se han reunido las condiciones para generar una nueva concepción del Universo, la vida, la conciencia y el ser humano, para cerrar una época oscura de la historia y abrir un nuevo Sol - o, mejor aún, un nuevo ciclo de soles.

 Frente a ese hecho, ¿dónde quedan la preocupación, el interés o la queja cotidiana? Sólo si aspiras a lo supremo alcanzarás lo supremo. (Frank Díaz Tleoko)

No hay comentarios: