Frank Diaz Yaok Una de las cosas admirables del México antiguo, es que aquella civilización tenía un libro sagrado. La "biblia" de los mexicanos fue compilada por el profeta Weman en el siglo 1 antes de Cristo, a partir de diversas tradiciones escritas y orales. He aquí el relato:
“El anciano Hueman, reuniendo todas las historias que tenían los toltecas desde la creación del mundo hasta su tiempo, las hizo escribir en un libro… Escribió todas las sentencias de la antigua sabiduría, las metáforas y la filosofía, y todo lo que en su tiempo se sabía de astrología, arquitectura y artes secretas. Y, tras hacer un compendio de todo, selló el libro y lo intituló Teo Amoxtli.” (Fernando Ixtlixochitl, Relaciones I)
Mil años más tarde, este libro fue complementado con la autobiografía de Se Akatl Topiltsin, el rey de Tula y cuarto Avatar de la Serpiente Emplumada:
“Ordenó registrar en un libro todas sus palabras, consejos y canciones, así como sus hechos. Este libro permanece entre los viejos de Ocuituco hasta hoy, y es grande como de cuatro dedos de grueso.” (Durán, Historia de las Indias)
Durante el siglo 15, se añadieron al Teomoshtli los cánticos elaborados por Nezahualcoyotl y otros poetas mesoamericanos. La última aportación tuvo lugar en la Colonia y consistió en un conjunto de profecías sobre el devenir de Anahuac y el retorno de la Serpiente Emplumada, elaboradas por los profetas mayas llamados Chilames.
Es poco conocido que, cada aproximadamente 100 años, diversos defensores de las raíces de Anahuac han intentado reconstruir y traducir el Libro Sagrado. El esfuerzo más adelantado fue el de Lorenzo Boturini, a mediados del siglo 18, quien casi consigue publicarlo:
“Aquel gran libro que llamaron Teoamoxtli, en el cual se dio razón del origen de los indios y de los arcanos de la sabiduría vulgar... Tengo de esta historia un manuscrito en lengua nahuatl tejido con bellísimas figuras, caracteres y símbolos, y me quedan todavía unas diligencias que hacer en los Cantares.” (Boturini, Idea de una Nueva Historia General)
La copia del Libro Divino conservada por Boturini fue decomisada en 1746 por las autoridades coloniales y, hasta ahora, no ha aparecido. Sin embargo, este libro no está perdido, pues calculo que se conservan al menos dos terceras partes de su contenido, repartidas en diversas colecciones.
El Teomoshtli es el corazón de Anahuac. Recuperaremos nuestra identidad el día que ese libro esté compilado, traducido y puesto al alcance de todos.
Ib Barbosa Hola Frank, ¿cuales son esas colecciones donde se encuentran repartidas?
Frank Diaz Yaok Básicamente, los textos que componen el Teomoshtli están repartidos en archivos de México DF, Sevilla y el Vaticano. Vicente Valdés ya hizo una gira por esas ciudades siguiendo la pista, y encontró información relevante al respecto. Pienso que en este ciclo de actividad, regresará el libro sagrado. Buena parte del contenido del Teomoshtli son textos que por ahora aparecen disgregados, y que encontramos, de forma fragmentaria, incluso en internet, como los Cantares de los Señores, loe Huehuetlahtolli, etc. Los libros sagrados son pálidas copias del tesoro de la segunda atención. En realidad, nada se pierde como información.
“El anciano Hueman, reuniendo todas las historias que tenían los toltecas desde la creación del mundo hasta su tiempo, las hizo escribir en un libro… Escribió todas las sentencias de la antigua sabiduría, las metáforas y la filosofía, y todo lo que en su tiempo se sabía de astrología, arquitectura y artes secretas. Y, tras hacer un compendio de todo, selló el libro y lo intituló Teo Amoxtli.” (Fernando Ixtlixochitl, Relaciones I)
Mil años más tarde, este libro fue complementado con la autobiografía de Se Akatl Topiltsin, el rey de Tula y cuarto Avatar de la Serpiente Emplumada:
“Ordenó registrar en un libro todas sus palabras, consejos y canciones, así como sus hechos. Este libro permanece entre los viejos de Ocuituco hasta hoy, y es grande como de cuatro dedos de grueso.” (Durán, Historia de las Indias)
Durante el siglo 15, se añadieron al Teomoshtli los cánticos elaborados por Nezahualcoyotl y otros poetas mesoamericanos. La última aportación tuvo lugar en la Colonia y consistió en un conjunto de profecías sobre el devenir de Anahuac y el retorno de la Serpiente Emplumada, elaboradas por los profetas mayas llamados Chilames.
Es poco conocido que, cada aproximadamente 100 años, diversos defensores de las raíces de Anahuac han intentado reconstruir y traducir el Libro Sagrado. El esfuerzo más adelantado fue el de Lorenzo Boturini, a mediados del siglo 18, quien casi consigue publicarlo:
“Aquel gran libro que llamaron Teoamoxtli, en el cual se dio razón del origen de los indios y de los arcanos de la sabiduría vulgar... Tengo de esta historia un manuscrito en lengua nahuatl tejido con bellísimas figuras, caracteres y símbolos, y me quedan todavía unas diligencias que hacer en los Cantares.” (Boturini, Idea de una Nueva Historia General)
La copia del Libro Divino conservada por Boturini fue decomisada en 1746 por las autoridades coloniales y, hasta ahora, no ha aparecido. Sin embargo, este libro no está perdido, pues calculo que se conservan al menos dos terceras partes de su contenido, repartidas en diversas colecciones.
El Teomoshtli es el corazón de Anahuac. Recuperaremos nuestra identidad el día que ese libro esté compilado, traducido y puesto al alcance de todos.
Ib Barbosa Hola Frank, ¿cuales son esas colecciones donde se encuentran repartidas?
Frank Diaz Yaok Básicamente, los textos que componen el Teomoshtli están repartidos en archivos de México DF, Sevilla y el Vaticano. Vicente Valdés ya hizo una gira por esas ciudades siguiendo la pista, y encontró información relevante al respecto. Pienso que en este ciclo de actividad, regresará el libro sagrado. Buena parte del contenido del Teomoshtli son textos que por ahora aparecen disgregados, y que encontramos, de forma fragmentaria, incluso en internet, como los Cantares de los Señores, loe Huehuetlahtolli, etc. Los libros sagrados son pálidas copias del tesoro de la segunda atención. En realidad, nada se pierde como información.
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